viernes, 9 de mayo de 2008

Fragmento de Doman en "Cómo multiplicar la inteligencia de su bebé" (IV)

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Cada vez que nace un niño, vuelve a nacer con ese niño la posibilidad del genio.

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Al principio, nuestro objetivo no consistía más que en conseguir que los niños que padecían graves lesiones cerebrales, que estaban ciegos, sordos, paralizados y mudos, pudieran ver, oír, caminar y hablar. A esto nos dedicamos durante cinco años, con éxito a veces, fracasando con mayor frecuencia.
lo hacíamos a base de tratar el cerebro, donde se encontraba el problema, más que en los brazos, los ojos, las piernas y los oídos, donde se encontraban los síntomas.

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Sucedía que cuando los niños leían mejor, hablaban mejor, se movían mejor, y por lo tanto absorbían cada vez más información, entonces aprendían mejor y sis C.I. aumentaban.

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La verdad es que la inteligencia es consecuencia del pensamiento; no es que el pensamiento sea consecuencia de la inteligencia.

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Hay una cosa que parece segura, y es que ser inteligentes es bueno y no malo.

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A mí me preocupa mucho un mundo que venera los bíceps y que de alguna manera, inexplicablemente, teme al cerebro.

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Este miedo había quedado reflejado algunos años atrás en un programa de entrevistas en televisión realizado por la BBC:

Entrevistador (con tono acusador): ¡Pero da la impresión de que ustedes proponen la creación de una especie de élite!
Yo: exactamente.
E: ¿Reconoce que proponen la creación de un grupo de élite entre los niños?
Yo: lo reconozco con orgullo.
E: Entonces, ¿cuántos niños quiere usted que constituyan esa élite que proponen?
Yo: Unos mil millones.
E: ¿Mil millones? Y ¿cuántos niños hay en el mundo?
Yo: Unos mil millones.
E: Ah, empiezo a entenderlo. Pero, entonces, ¿respecto de quién quieren ustedes hacerlos superiores?
Yo: Queremos hacerlos superiores respecto de sí mismos.
E: Ahora lo entiendo.

(...)

Sólo nos quedaremos atascados en la paradoja del genio malo si persistimos en basarnos en definiciones arcaicas del genio, medido en función de pruebas de inteligencia absurdas.