miércoles, 18 de junio de 2008

Aporreando el piano: enseñar o aprender la música




Los que, además de niños, tenemos instrumentos musicales en casa, sabemos que los primeros suelen sentir una atracción irresistible hacia los segundos. Personalmente, soy partidaria de dejárselos probar, enseñarles a cuidarlos y a manejarlos de manera que no se estropeen, pero nada más.

Los instrumentos de juguete sirven como complemento del juego simbólico, por supuesto, pero no me parecen nada adecuados para iniciar al niño en la música, aunque depende del instrumento en cuestión.

Por ejemplo, no creo que un tambor de juguete pueda crear ningún problema, ni de oído ni de futuro aprendizaje musical. La percusión sirve para aprender los RITMOS, no las notas, así que cualquier cosa sirve: los tambores de juguete, las ollas, las mesas, etc.




Sin embargo, si tienes un piano de juguete que suena como suena, pero no suena como un piano de verdad, ésa ya es otra historia. Tú puedes enseñarle a un niño, con ese piano de juguete, cuál es la POSICION de las notas (es decir, en esta tecla está el DO, en la siguiente el RE, etc). El niño podrá aprender eso con facilidad. PERO no aprenderá cómo es el sonido del do, del re y demás notas. O, peor aún, asociará el sonido de ese piano en concreto a los nombres de las notas que aprenderá de memoria, como algo abstracto (¡¡cuando no lo son!!). Eso es lo que me preocupa en lo que a oído se refiere.

Un tambor de juguete está bien; unas castañuelas puede ser de plástico; también hay reproducciones pequeñitas de instrumentos que no suenan en absoluto y que pueden servir para aprender a conocer y distinguir los distintos instrumentos y a clasificarlos en familias.


En otro post expliqué cómo se adapta el método Doman a la música, pero ahí va mi consejo: si tus hijos son pequeños (menores de cinco años, por ejemplo) enséñales lo mínimo para que aprendan lo máximo. Es decir, deja que aporreen tu piano y que soplen tus instrumentos de viento. Deja que investiguen el funcionamiento de cada uno, que experimenten con los sonidos, que descubran el lenguaje musical. Ten paciencia y espera el momento adecuado para meter baza; no importa si no preguntan: si estás atenta, sabrás cuándo empezar a enseñarles.