domingo, 7 de marzo de 2010

Pegar a los niños. ¿Disciplina?



Me gusta la serie Judging Amy. Recientemente, he visto un capítulo en el que se le ofrecía a la Juez de Menores Amy Gray, un puesto en el Tribunal Penal, lo que es considerado como una especie de ascenso.

En el minuto 3.15 podéis ver cómo, cuando se le pide que tome una decisión acerca del cambio de tribunal que le proponen, le dicen esto para presionarla:

-Eres Juez de Menores porque es un trabajo que nadie quiere.

A lo que ella responde:

-Creo que yo sí lo quiero. Ya sé que es el tribunal de los niños y son sólo eso, niños. Pero los niños son adultos en potencia; son niños por poco tiempo y, luego, son adultos para siempre. A veces, les veo antes de que sea demasiado tarde. En el tribunal penal siempre es demasiado tarde.

Después, a partir del minuto 4.25, vemos a la Juez Gray en la Sala, ofreciéndole a un padre la posibilidad de asistir a un curso sobre cómo educar y tratar a su hijo si no quiere perder la custodia. El padre dice:

-Juez Gray, he decidido cumplir con su decisión pero quiero hacer constar que lamento su intrusión en lo que debería ser un asunto familiar privado. No voy a arriesgarme a perder a mi hijo por una definición espúrea de "abuso". Mi esposa y yo somos los mejores padres que conozco. Seth es un niño maravilloso y supongo que tenemos algo que ver en ello. Uno puede razonar con ellos todo lo que quiera, pero un azote vale más que mil palabras.

A lo que Amy Gray contesta con este alegato final en favor de los niños:

-Dr. Reynolds, cada año dos mil niños mueren a manos de sus padres. Otros cientos tienen lesiones permanentes. Quizás desde su perspectiva mi medida puede parecer exagerada, pero cada día veo niños que han sido seriamente perjudicados por sus padres bajo el pretexto de la disciplina.

Estoy segura de que usted cree que nunca perjudicaría a su hijo Seth, pero lo que le hace se considerarían lesiones si se lo hiciera a otro adulto. En nuestra sociedad, no se nos permite ir por ahí pegando a la gente, a menos de que sean niños. Y, entonces, lo llamamos "disciplina".

No hay ninguna ley que proteja a su hijo de ser golpeado por usted con un cinturón varias veces a la semana. Él tiene 10 años y es la mitad que usted. Piense en ello. ¿Qué le está enseñando sobre el amor? No podemos educar a los hijos en el respeto si no les respetamos a ellos.

Nuestros hijos no son nuestra propiedad.