miércoles, 22 de abril de 2015

Cómo fomentar la sensibilidad artística

[Boletín Tarkus Kids de enero 2015]

Mariluz me escribió el siguiente comentario: "Mi marido y yo somos de ciencias y siempre hemos sido muy racionales. No nos consideramos personas creativas ni con habilidades artísticas y nos preocupa que nuestro hijo tampoco lo sea. ¿Qué nos recomiendas para fomentar su sensibilidad artística?"

Yo les contesté y también les pedí permiso para compartir su mensaje porque creo que la respuesta puede servir a otras familias.

Si tu hijo aún no ha nacido puedes comenzar su estimulación mediante las audiciones musicales. Se ha comprobado que el niño en el útero materno es capaz de oír los sonidos del exterior y, después de nacer, puede reconocer la música que su madre escuchó. Oyen mejor los sonidos de más de 1500 Hz, por lo que la música clásica y el canto gregoriano son los más recomendados. Es bueno que esas audiciones continúen después de nacer.

Siguiendo con la música, si es posible conviene poner a su disposición instrumentos musicales (no imitaciones de plástico diseñadas para niños, sino instrumentos de verdad) y dejarles experimentar con ellos enseñándoles también a cuidarlos y respetarlos, por supuesto, pero sin imponerles una forma determinada de usarlos y de combinar los sonidos. A partir de cierta edad (5 o 6 años, aproximadamente, pero siempre va a depender de cada niño) puede tomar clases de solfeo y del instrumento que sea de su interés, pero hay que cuidar que no lo vea como algo tedioso y que se le permita improvisar y experimentar.

Antes de que su desarrollo motor le permita coger un lápiz, el niño puede pintar usando sus propias manos, en papeles que estén sobre una mesa, sobre el suelo o pegados a la pared. Cuando empiece a dibujar, nuestra actitud va a determinar que su creatividad fluya o que se coarte. éstas son algunas cosas que debemos hacer:

-No obligarle nunca a dibujar ni a colorear. Hay niños que no quieren dibujar y hay niños que dibujan pero tardan mucho en colorear. Eso no significa que tengan algún problema; lo mejor, siempre, es respetar sus ritmos.

-No tratar de interpretar sus dibujos. Si el niños nos quiere contar qué es lo que ha dibujado, le escuchamos y conversamos con él, pero no intentamos adivinar qué dibujó ni mucho menos qué significan sus dibujos.

-Permitir que se manche. Es bueno que el niño dibuje con herramientas diferentes y sobre superficies variadas así como mezclar los colores a su antojo sin que limitemos su expresión por el miedo a que manche su ropa, la mesa o el suelo. Hay pinturas fácilmente lavables.

-No decirle qué debe dibujar a menos que él nos lo pregunte. Hay dibujos que son abstractos, que son sólo una mezcla de trazos sin significado. No hay que corregirle si él no lo pide.

-No exponer los dibujos en la casa si el niño no quiere. A las madres nos gusta poner los dibujos de los niños en las paredes de casa y en la puerta de la nevera, pero algunos niños no quieren, o quieren elegir ellos qué dibujos van a exponerse y dónde.

Sin duda lo más importante, en el caso de Mariluz y tanta gente que opina como ella, es cambiar la actitud y dejar de creer que la sensibilidad artística es un don que sólo algunos poseen. Todos somos creativos y somos capaces de desarrollar esa faceta de nuestra personalidad. Los niños, con su frescura y su ausencia de prejuicios, son los maestros perfectos para que también los adultos aprendamos a desarrollar nuestra sensibilidad artística.


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