miércoles, 29 de abril de 2015

Cómo dar conocimientos enciclopédicos a tu hijo




[Boletín Tarkus Kids de enero 2015]




Cuando hablamos de programas de estimulación temprana y de desarrollo de la inteligencia siempre insistimos en la idea de que el objetivo no es aprender a leer o memorizar todos los datos que estamos presentando. El objetivo es crear y fortalecer las conexiones neuronales que servirán de base de los futuros aprendizajes.



Sin embargo, no debemos perder de vista el hecho de que, además de ayudar a la creación de esas sinapsis (conexiones neuronales) también estamos aportando conocimientos al niño. Por tanto, es importante la manera en que lo hagamos. Los datos que enseñemos al niño deben cumplir estas características: 



Ser veraces. Habrá muchos otros momentos para estimular la imaginación y la creatividad, con historias fantásticas, inventando palabras, etc. Pero ahora estamos aportando conocimiento, por tanto, debemos enseñar cosas reales y ciertas. 

Ser precisos. Cuando enseñemos los bits de conocimientos enciclopédicos, debemos procurar que las imágenes sean fieles a la realidad, tan exactas como sea posible y con suficientes detalles para que sea distinguible de otras. 

Ser simples. O, como dice Glenn Doman, ser discretos. Es decir, que contenga un sólo elemento, referido a un sólo tema y sin información adicional. 

Ser nuevos. En principio, según Glenn Doman, las tarjetas que presentemos al niño deben contener información que él todavía no conozca para asegurarnos de que llame y mantenga su atención. Pero con algunos niños (especialmente a partir de los dos años) también funciona mostrarle algunos datos que ya conozcan. Por ejemplo, si su hijo ya conoce tres razas distintas de perros, nada impide que las incluya entre sus tarjetas sobre razas de perros. 

Ser atractiva y fácil de ver. El Dr. Kovacs añade esta característica al listado, aunque incluye en ella ser “llamativa, nueva y grande”. En realidad es sólo otra forma de expresar lo mismo que recomienda Doman: que sea nueva y tenga el tamaño adecuado, además de no contener elementos adicionales, hace que sea llamativa para el niño. 









Imagen: http://www.iahp.org/wp-content/uploads/2014/06/Mom.child_.Bit-copy-1170x500.jpg 




Los humanos construimos el conocimiento sobre nuestros conocimientos previos, así los aprendizajes se suceden en una cadena que nunca acaba y que, para muchos, empezó con los programas de estimulación temprana y, especialmente, con el programa de conocimientos enciclopédicos. Así que elija bien la información que va a presentar a su hijo, porque está sentando las bases de su futuro aprendizaje





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miércoles, 22 de abril de 2015

Cómo fomentar la sensibilidad artística

[Boletín Tarkus Kids de enero 2015]

Mariluz me escribió el siguiente comentario: "Mi marido y yo somos de ciencias y siempre hemos sido muy racionales. No nos consideramos personas creativas ni con habilidades artísticas y nos preocupa que nuestro hijo tampoco lo sea. ¿Qué nos recomiendas para fomentar su sensibilidad artística?"

Yo les contesté y también les pedí permiso para compartir su mensaje porque creo que la respuesta puede servir a otras familias.

Si tu hijo aún no ha nacido puedes comenzar su estimulación mediante las audiciones musicales. Se ha comprobado que el niño en el útero materno es capaz de oír los sonidos del exterior y, después de nacer, puede reconocer la música que su madre escuchó. Oyen mejor los sonidos de más de 1500 Hz, por lo que la música clásica y el canto gregoriano son los más recomendados. Es bueno que esas audiciones continúen después de nacer.

Siguiendo con la música, si es posible conviene poner a su disposición instrumentos musicales (no imitaciones de plástico diseñadas para niños, sino instrumentos de verdad) y dejarles experimentar con ellos enseñándoles también a cuidarlos y respetarlos, por supuesto, pero sin imponerles una forma determinada de usarlos y de combinar los sonidos. A partir de cierta edad (5 o 6 años, aproximadamente, pero siempre va a depender de cada niño) puede tomar clases de solfeo y del instrumento que sea de su interés, pero hay que cuidar que no lo vea como algo tedioso y que se le permita improvisar y experimentar.

Antes de que su desarrollo motor le permita coger un lápiz, el niño puede pintar usando sus propias manos, en papeles que estén sobre una mesa, sobre el suelo o pegados a la pared. Cuando empiece a dibujar, nuestra actitud va a determinar que su creatividad fluya o que se coarte. éstas son algunas cosas que debemos hacer:

-No obligarle nunca a dibujar ni a colorear. Hay niños que no quieren dibujar y hay niños que dibujan pero tardan mucho en colorear. Eso no significa que tengan algún problema; lo mejor, siempre, es respetar sus ritmos.

-No tratar de interpretar sus dibujos. Si el niños nos quiere contar qué es lo que ha dibujado, le escuchamos y conversamos con él, pero no intentamos adivinar qué dibujó ni mucho menos qué significan sus dibujos.

-Permitir que se manche. Es bueno que el niño dibuje con herramientas diferentes y sobre superficies variadas así como mezclar los colores a su antojo sin que limitemos su expresión por el miedo a que manche su ropa, la mesa o el suelo. Hay pinturas fácilmente lavables.

-No decirle qué debe dibujar a menos que él nos lo pregunte. Hay dibujos que son abstractos, que son sólo una mezcla de trazos sin significado. No hay que corregirle si él no lo pide.

-No exponer los dibujos en la casa si el niño no quiere. A las madres nos gusta poner los dibujos de los niños en las paredes de casa y en la puerta de la nevera, pero algunos niños no quieren, o quieren elegir ellos qué dibujos van a exponerse y dónde.

Sin duda lo más importante, en el caso de Mariluz y tanta gente que opina como ella, es cambiar la actitud y dejar de creer que la sensibilidad artística es un don que sólo algunos poseen. Todos somos creativos y somos capaces de desarrollar esa faceta de nuestra personalidad. Los niños, con su frescura y su ausencia de prejuicios, son los maestros perfectos para que también los adultos aprendamos a desarrollar nuestra sensibilidad artística.


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miércoles, 15 de abril de 2015

El orden lógico de la estimulación temprana



[Boletín Tarkus Kids de enero 2015]


Hoy quiero comentar un tema muy importante sobre la estimulación temprana.


Hay algunas creencias erróneas sobre esto, como la que asegura que es como abrigarse antes de que llueva, que se pretende forzar el desarrollo del niño y que es inútil hacerlo


Pero todo tiene una explicación. En el caso de la estimulación temprana, sólo podremos comprender (y por tanto, hacerlo bien) si conocemos cuál es el funcionamiento del cerebro y, sobre todo, su proceso de formación.


Siempre que vayamos a utilizar algún programa de estimulación temprana con nuestros hijos debemos tener en cuenta su edad pero, sobre todo, el grado de desarrollo y madurez de su cerebro.



En el cerebro humano existen tres tipos de áreas que tienen funciones diferentes: las primarias, perciben los estímulos; las secundarias los identifican y las terciarias los relacionan. Además, es sabido que las estructuras simples del cerebro maduran antes que las complejas, por lo que los estímulos que proporcionemos al niño deben ser acordes a su proceso de maduración y crecimiento. No sirve de nada proporcionar estímulos dirigidos a las áreas secundarias si éstas aún no se han desarrollado, igual que no sirve de nada tirar de una planta para que crezca más y más rápido. 


En un primer momento (es decir, en los primeros meses de vida e incluso antes del nacimiento) la estimulación debe ser únicamente sensorial. 


En estos meses, las áreas del cerebro que funcionan son las primarias, las que perciben los estímulos, así que de nada serviría proporcionar estímulos dirigidos a las otras áreas. Lo órganos sensoriales captan esos estímulos y los traducen en impulsos eléctricos que llegan hasta el cerebro. Se trata de la función primaria de percepción para ello el niño utiliza los cinco sentidos. Más adelante, las áreas secundarias permitirán su identificación y, finalmente, las terciarias cumplirán la función más compleja, que es la de relación. Así que nuestro programa de estimulación debe seguir ese mismo esquema para que sea eficaz. 







Es importante también estimular el sentido del equilibrio, ya que ello repercutirá favorablemente en el posterior desarrollo de la motricidad del niño. A partir del sexto mes de embarazo comienza a funcionar el oído interno, responsable del equilibrio, por lo que los movimientos de la madre van a servir para estimular ese sentido. Después del nacimiento, mecer al niño, acunarlo, levantarlo, etc, son también ejercicios que fomentarán su equilibrio y el desarrollo motor. Estos movimientos deben hacerse siempre con suavidad y progresivamente para evitar causarle mareos o daños al niño. 


En un patrón de desarrollo sano, un niño de dos meses comenzará a reptar; uno de siete a gatear, y uno de 12 a caminar con ayuda. Como siempre, las edades son orientativas y dependen de la madurez de su cerebro. 


Y tú ¿has estimulado a tus hijos? Cuéntanos cómo lo hiciste en lau@tarkuskids.com 












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