martes, 5 de agosto de 2014

Cómo crear un entorno educativo en casa


Yuria Prospero, del blog Amando mi casa, está publicando una serie de guest posts en su blog en los que cada día una bloguera comparte un tip sobre algún tema relacionado con la organización del hogar.

Ayer publicó mi artículo sobre cómo convertir tu casa en un entorno de aprendizaje. Son seis ideas sencillas que para mi fueron eficaces pero que pueden no adaptarse bien a tu familia. No obstante, espero que te sirvan de inspiración y puedas inventar otras formas de lograr esos entornos educativos. Para ser sincera, creo que cualquier entorno puede ser educativo, todo depende de lo que nosotros hagamos en y con él.



Aquí va mi artículo íntegro:

Las mujeres del siglo XXI somos malabaristas. Sobre todo las madres. Pretendemos ser madres, esposas, trabajadoras, amas de casa y, algunas, incluso homeschoolers. Las madres que educamos a nuestros hijos sin escuela hemos tenido que aprender no sólo a priorizar sino también a compatibilizar; a matar dos pájaros de un tiro siempre que sea posible.
Una de las herramientas más eficaces para ello es convertir toda tu vida y toda tu casa en un entorno educativo, donde el aprendizaje se desarrolle fluidamente, casi sin que una se de cuenta. La mayoría de estos tips los he aprendido de otras madres, personalmente o a través de sus blogs, y pueden servirte tanto si educas sin escuela como si escolarizas.
1.- Involucra a tus hijos en las tareas del hogar. No importa lo pequeños que sean, siempre habrá algo que puedan hacer. Si tienes un bebé, puedes usar un portabebés para que te acompañe mientras haces las tareas. Si tienes un niño pequeño puede que le guste responsabilizarse de sus propias cosas (a mi hijo, por ejemplo, desde que aprendió a caminar le gustaba tirar sus pañales a la basura después de cambiarlo). Verbaliza: desde antes de que mi hijo supiera hablar yo siempre verbalizaba todo lo que hacía. Le iba contando qué hacía, por qué lo hacía, cómo lo hacía, etc. Así, sin darse cuenta, él iba aprendiendo cómo hacer las cosas de la casa.
2.- Adapta la casa a los niños. Si quieres tener una casa limpia, ordenada y con decoraciones sólo aptas para mirar probablemente vas a fracasar. Te vas a estresar cuidando que los niños no toquen, no ensucien y no rompan las cosas. Por eso lo mejor es guardar los objetos delicados durante una casa y crear un hogar apto para niños. Pon sus cosas a su alcance para que puedan disfrutar de su creciente autonomía. ¿Tienen su propio plato y su propio vaso de material irrompible? ¡No los guardes en el armario más alto! Si los pones en un lugar al que puedan llegar fácilmente verás que se acaban responsabilizando de sacarlo y devolverlo a su sitio en cada comida.
3.- La lectura entra por la vista así que, ya que hemos decidido adaptar la casa a los niños, ¿por qué no poner etiquetas en cada objeto con su nombre correspondiente? Así les ayudamos a adquirir vocabulario y a familiarizarse con la lectoescritura. Sólo necesitas cartulinas y rotuladores y ya puedes poner carteles en la “puerta”, la “mesa”, el “techo”, etc.
4.- Aprovecha todas las superfícies para poner pósters educativos. Los niños no necesitan prestar mucha atención para captar la información que tienen al alcance de su vista así que si cubre todas las superfícies de láminas didácticas seguro que acabarán  absorbiendo esa información: en las paredes (¡sí, las del baño también), en las puertas, en las ventanas, en los espejos, en la nevera (además de láminas puedes poner imanes con forma de letras o de palabras para que jueguen con ellos).
5.- Utiliza las pizarras. Y sobre todo, deja que los niños las utilicen. En mi casa hay tres pizarras: una, en la entrada, donde escribimos la programación de todo el mes para que todos sepamos qué es lo que hay previsto y qué actividades u obligaciones tiene cada uno. Otra que solemos usar para aprender inglés, donde cada día escribo una pregunta para que mi hijo la responda. Y otra de uso libre para que haga lo que quiera con ella: escribir y dibujar cualquier cosa que le apetezca.
6.-Crea una caja de los días de lluvia. Uno de los mayores retos de las familias con niños es qué hacer en los días de lluvia. Para eso hay una herramienta estupenda que consiste enguardar en una caja diferentes materiales aptos para utilizar en los días de lluvia. Algunas de las cosas que solemos poner son éstas: una receta para hacer juntos; una película para ver; un juego de mesa; plastilina; un libro de pegatinas o de pasatiempos; un libro para leer; un puzzle; unas botas de agua y un impermeable para salir a chapotear en los charcos y, finalmente, una libreta para crear el “diario de los días de lluvia” anotando todo lo que hacemos cada vez que usamos la caja de los días de lluvia. ¡Seguro que se os ocurren más cosas que poner en esa caja!

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