domingo, 21 de marzo de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

Método Kumon y niños con discapacidades


En Septiembre de 2004 se publicó este artículo en la revista de Kumon. Yo lo leí en http://downisupgrupo.blogspot.com/
(Aquí la negrita es mía).

Método Kumon
DESCUBRIMOS EL POTENCIAL DE CADA ALUMNODicen por ahí que no es necesario educar intelectualmente a un niño con deficiencias sino simplemente prepararlo para que adquiera autonomía en sus actividades cotidianas’. Sin embargo, estoy convencido de que sin educación intelectual es difícil que ese niño logre ser autónomo en su día a día”.
Profesor Toru Kumon “¡Lo que más valoramos es al niño, individualmente!

ALUMNOS ESPECIALES también estudian en KumonLeandro Otero tiene 10 años y durante 12 meses ha sido alumno de Kumon, hoy está en la unidad Mataderós-Naón, en Buenos Aires (Argentina). Aunque Leandro es un niño con síndrome de Down, asiste a la escuela regular “Crecer y Ser” donde cursa el tercer año. La directora de la escuela, Miriam Graciela Adducci, recientemente elevó un informe al ministerio de Educación indicando que Leandro no tenía “maestra integradora” debido a que Kumon estaba permitiendo que él y la escuela se acoplaran con mucha más facilidad. En Argentina, el programa de “educación integradora” permite que niños especiales cuenten con una maestra que los asista en su proceso de aprendizaje y socialización.

El caso de Leandro no es nuevo para Kumon. De hecho, varias unidades de Kumon en Japón comenzaron a recibir niños especiales desde la década de los 70. En aquella época existía la idea preconcebida de que no tenía mayor sentido hacer estudiar a estos niños, por eso, a excepción de Kumon, no había instituciones que aceptaran el reto de ofrecerles educación.
La experiencia de Kumon fue fortaleciéndose y hoy en Japón existen más de 1.800 orientadores que atienden a alrededor de 5.300 niños especiales.
Estos alumnos presentan discapacidades físicas (de tipo auditivo, visual, parálisis, etc.) y/o mentales (retraso, síndrome de Down, autismo, etc.).
En el resto de los 43 países donde está presente Kumon, muchos orientadores atienden alumnos con estas características y han ido consolidando un trabajo en equipo con sus familias, terapistas y escuelas. En Brasil, son más de 600 niños especiales que estudian en Kumon (dato de junio de 2004); en Colombia, 21 y en Chile, 10 (datos de agosto de 2004).

Un mismo método para todos
La filosofía de Kumon viene al encuentro de la propuesta de “escuela integradora” adoptada mundialmente hace varios años (ver recuadro). El propio profesor Toru Kumon estaba convencido de que el método que él creó podía ayudar a los alumnos especiales. Lo más importante es que desde entonces se descubrió que no había ningún secreto especial para lograrlo: la forma como nuestro material didáctico está diseñado permite que cualquier alumno, especial o regular, lo utilice. En Kumon, no existe un método diferente para alumnos con discapacidad.

Leandro con su orientadora Paola Gualdi Carrera, de la unidad Mataderos- Naón, en Buenos Aires.“Leandro se siente orgulloso de sus logros en Kumon, se siente reconocido y valorado”, explican sus papás.
Utilizando el material, los orientadores de Kumon descubren el “punto ideal” del alumno y se basan en él para determinar en qué nivel debe comenzar los estudios y cómo debe avanzar de forma segura y tranquila. Es lo que llamamos de método “individualizado”, o sea, usando el mismo material, todo se programa para que cada alumno avance según sus necesidades y capacidad. Por eso, en Kumon es normal observar en una misma unidad a alumnos de diferentes edades, cursos escolares y características, estudiando y compartiendo un mismo espacio.

Uno de los primeros cambios que se observan en los alumnos especiales que estudian con el método Kumon es su expresión facial.
Muchos de ellos llegan temerosos o tristes a nuestras unidades, pero con el tiempo comienzan a mostrar rostros alegres y confiados. Esa transformación externa es producto de los cambios internos que vive el alumno.

En primer lugar, ellos logran adquirir nuevos conocimientos y sortear dificultades; en el caso de Leandro, por ejemplo, cuando llegó a Kumon sólo sabía contar hasta 10, tenía dificultad para realizar sumas y no restaba. En la primera semana, Leandro “ya conocía hasta el 30, el trazo de los números mejoró y en 2 meses usaba el tablero magnético de Kumon que contiene hasta el número 100”, cuentan sus papás, Liliana y Juan José. Hoy, Leandro está en el nivel B de Kumon, en el cual estudia restas verticales de números con dos cifras, además ya comenzó las primeras nociones de multiplicación. Dos veces consecutivas ha sido el alumno que más cantidad de hojas ha realizado en el mes en su unidad, y ¡todo lo hace con alegría!, dicen sus papás.

En segundo lugar, los alumnos adoptan una nueva postura de estudio, se vuelven más disciplinados, responsables, organizados e independientes; en el caso de Leandro, su tiempo de concentración aumentó notablemente. 
Y en tercer lugar, los alumnos se sienten más a gusto en su convivencia con los demás, ganan seguridad y confianza; la orientadora Paola Gualdi Carrera, explica que Leandro se destaca al realizar tareas grupales, acepta normas y establece contacto social, a diario él “cosecha amigos de todas las edades dentro de mi unidad”.

En Kumon, al momento de recibir un alumno especial, los orientadores tienen en cuenta varios aspectos: conocer las características del alumno y preparar todo para hacer posible que ellos estudien con el método Kumon; formar una alianza sólida con los papás,para establecer un lenguaje y un ritmo de trabajo común en la unidad y en casa. Algunos inclusive, entran en comunicación con la escuela en la cual el niño estudia, o con los terapeutas, tal como lo hizo la orientadora con la terapeuta de Leandro, Beatriz Heredia.

En 50 años de existencia, el método Kumon ha entendido que todas las personas tienen un potencial que puede ser desarrollado al máximo, ha comprendido que todos los seres humanos tienen un tesoro adentro para tallar y pulir, no importa edad ni peculiaridades. Los programas de matemáticas, lengua patria y lengua extranjera hacen posible todo eso, para, en últimas, lograr que cada individuo se convierta en un autodidacta.

“El nombre Leandro, quiere decir ‘el que sortea dificultades’. Y realmente es lo que hace desde que nació. Hoy, cada logro suyo es para nosotros, como tocar las estrellas”, concluyen sus papás.

KUMON LENGUA MATERNA: un beneficio para todos

Actualmente, los países de habla hispana de América del Sur se preparan para el lanzamiento de los primeros niveles de Kumon Lengua Materna; curso que tiene como objetivo principal desarrollar la capacidad y el gusto por la lectura.
Sin restricciones
El desarrollo de competencias lingüísticas que pretende Kumon con el material de Lengua Materna no involucra directamente el aprendizaje de aspectos sintácticos u ortográficos; tampoco se centra en que el estudiante hable mejor o que acumule teoría literaria. Se trata de que por medio del contacto y del uso gradual de la lengua el alumno avance en sus procesos de pensamiento, en su habilidad para interactuar, para comunicarse y para entender mejor el mundo que lo rodea. Por eso, el método no tiene restricción alguna de edad, condición social o limitación física o mental: Kumon Lengua Materna es un beneficio para todos.

Aunque Kumon no es un instituto especializado en el tratamiento de deficiencias, está comprobado, gracias a investigaciones sobre el desarrollo del cerebro realizadas por el doctor japonés Ryuta Kawashima, que cuando el ser humano estudia a partir de un punto ideal, avanza según su propia capacidad, tiene metas y desafíos constantes y, además, está siempre motivado es capaz de superar sus limitaciones y desarrollar todo su potencial al máximo. Estas características ligadas a la práctica de la lectura en voz alta y a la adecuada rutina en el desarrollo de tareas hacen de los alumnos de Kumon Lengua Materna personas seguras y encaminadas hacia el éxito.

El material didáctico de Kumon es el mismo para todos los alumnos, es decir, no existe un material diferente para cada uno. Justamente, el método ha sido diseñado para que se adapte a cualquier persona.


domingo, 7 de marzo de 2010

Pegar a los niños. ¿Disciplina?



Me gusta la serie Judging Amy. Recientemente, he visto un capítulo en el que se le ofrecía a la Juez de Menores Amy Gray, un puesto en el Tribunal Penal, lo que es considerado como una especie de ascenso.

En el minuto 3.15 podéis ver cómo, cuando se le pide que tome una decisión acerca del cambio de tribunal que le proponen, le dicen esto para presionarla:

-Eres Juez de Menores porque es un trabajo que nadie quiere.

A lo que ella responde:

-Creo que yo sí lo quiero. Ya sé que es el tribunal de los niños y son sólo eso, niños. Pero los niños son adultos en potencia; son niños por poco tiempo y, luego, son adultos para siempre. A veces, les veo antes de que sea demasiado tarde. En el tribunal penal siempre es demasiado tarde.

Después, a partir del minuto 4.25, vemos a la Juez Gray en la Sala, ofreciéndole a un padre la posibilidad de asistir a un curso sobre cómo educar y tratar a su hijo si no quiere perder la custodia. El padre dice:

-Juez Gray, he decidido cumplir con su decisión pero quiero hacer constar que lamento su intrusión en lo que debería ser un asunto familiar privado. No voy a arriesgarme a perder a mi hijo por una definición espúrea de "abuso". Mi esposa y yo somos los mejores padres que conozco. Seth es un niño maravilloso y supongo que tenemos algo que ver en ello. Uno puede razonar con ellos todo lo que quiera, pero un azote vale más que mil palabras.

A lo que Amy Gray contesta con este alegato final en favor de los niños:

-Dr. Reynolds, cada año dos mil niños mueren a manos de sus padres. Otros cientos tienen lesiones permanentes. Quizás desde su perspectiva mi medida puede parecer exagerada, pero cada día veo niños que han sido seriamente perjudicados por sus padres bajo el pretexto de la disciplina.

Estoy segura de que usted cree que nunca perjudicaría a su hijo Seth, pero lo que le hace se considerarían lesiones si se lo hiciera a otro adulto. En nuestra sociedad, no se nos permite ir por ahí pegando a la gente, a menos de que sean niños. Y, entonces, lo llamamos "disciplina".

No hay ninguna ley que proteja a su hijo de ser golpeado por usted con un cinturón varias veces a la semana. Él tiene 10 años y es la mitad que usted. Piense en ello. ¿Qué le está enseñando sobre el amor? No podemos educar a los hijos en el respeto si no les respetamos a ellos.

Nuestros hijos no son nuestra propiedad.