lunes, 29 de abril de 2013

Sobre la naturaleza y la producción del aprendizaje


Los niños saben que el aprendizaje es necesario para la supervivencia. Sin aprendizaje no hay adaptación al medio y sin adaptación al medio la vida peligraría. Si bien sabemos muy poco sobre la mente humana, sí sabemos bastante sobre el cerebro y una de las cosas que sabemos es que el proceso de aprendizaje se da en este órgano.

El principio según el cual la función determina la estructura es aplicable al cerebro humano; ello significa que éste se desarrolla por el ejercicio, mediante un proceso de retroalimentación y de selección que se da de la siguiente manera:

Las neuronas sensoriales reciben la información del exterior y la transmiten a las llamadas interneuronas mediante un proceso denominado sinapsis. Con ello, se activan las neuronas eferentes que producen una respuesta comportamental concreta. Dicha respuesta envía nuevamente información al cerebro retroalimentando el proceso. Cuando las conexiones neuronales no son intensas, se debilitan las sinapsis pudiendo llegar a provocar la muerte de las neuronas que no se usan. Por el contrario, a mayor intensidad de las conexiones sinápticas se dará la activación de los circuitos neuronales provocando el nacimiento de nuevas neuronas y el fortalecimiento de las sinapsis preexistentes. De este modo se crean múltiples redes neuronales cuyas unidades pueden formar parte de redes diversas, de modo que cada aprendizaje se conecta con muchos otros.

Este proceso de retroalimentación implica un cambio constante del cerbero en dos sentidos, físico y funcional. Como hemos visto, la función determina la estructura y, cuando se mejora una de las funciones del cerebro, se mejoran en cierto modo todas las demás, puesto que están interrelacionadas. Así, es fundamental estimular el uso del cerebro y presentar el aprendizaje como una interrelación constante de datos que pueden relacionarse entre sí.