jueves, 18 de abril de 2013

4 claves para el éxito del Método Doman


Muchas madres, cuando conocen la existencia del Método Doman, quieren aplicarlo con sus hijos cuanto antes. Es lógico. ¿Quién no quiere que su hijo desarrolle al máximo su potencial? Pero muchas madres se acaban frustrando y dicen cosas como "el Método Doman no funciona", "a mi hijo no le interesa", "no he sabido hacerlo".

Bien, lo primero que recomendamos es que lean los libros de Glenn Doman. Está muy bien que lean el Tarkus Kids, que busquen en foros y blogs, etc. Pero lo mejor es ir al origen. Leer los libros de Doman para saber qué es lo que dice realmente. Lo segundo es no olvidar nunca estas cuatro reglas básicas, que son la clave de la que depende el éxito o el fracaso de la aplicación del método:


1.-  No examinar nunca al niño. Sabemos que a una siempre le hace mucha ilusión comprobar qué es lo que realmente ha aprendido el niño, pero hemos de recordar que el método no busca la memorización de información sino la creación de sinapsis neuronales. De todos modos, aunque el niño de dos años pueda repetir a la perfección los nombres de todos los bits de inteligencia, cuando tenga seis años probablemente los habrá olvidado todos. Pero las sinapsis permanecerán y ello redundará en un mayor potencial intelectual.

2.- Ir rápido. Tendemos a pensar que el niño pequeño es más lento que el adulto, que necesita ver cada bit durante mucho tiempo para retenerlo, pero en realidad es todo lo contrario. Los niños necesitan un ritmo rápido, de lo contrario perderán el interés.

3.- Dejar al niño con ganas de más. Puede parecer frustrante, pero una de las claves de mantener la motivación alta de cara a futuras sesiones es dejar al niño con ganas de continuar. Para que el final de cada sesión no conlleve una frustración es bueno planear algo interesante para después: un paseo, el baño o la merienda, por ejemplo. Con cada niño funcionará algo distinto.

4.- Divertirse. Es, sin duda alguna, la regla de oro del Método Doman. El propio Glenn nos dice que, si no nos divertimos, lo mejor que podemos hacer es dejarlo. Y si para hacerlo divertido debemos olvidar el "método" y hacer variaciones, lo hacemos, pues el método es para nuestros hijos y no nuestros hijos para el método.




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