viernes, 20 de junio de 2014

Estimulación temprana y Método Doman: la analogía del gimnasio


Las madres que han utilizado el Método Doman de estimulación temprana se dividen en dos clases:

1) Las que años después siguen fascinadas con el método y con las enseñanzas de Glenn Doman, que se lo recomiendan a otras mamás y que volverían a hacer si tuvieran otro hijo.

2) Las que en algún momento decidieron que el método "no funcionaba", lo dejaron e incluso recomendaron a las demás que no lo hicieran o que lo dejaran.

Todas las madres del segundo grupo que he conocido habían cometido al menos uno de estos dos errores:

1) Creer que debían seguir las instrucciones al pie de la letra. Eso es porque no habían leído los libros de Glenn Doman o porque los habían leído pero se habían perdido la parte más importante: la parte en la que el propio Doman dice que te olvides del método.

2) Creer que el objetivo es que el niño memorice todos los bits y aprenda a leer antes que los demás. Eso sería lo mismo que decir que uno va al gimnasio para aprender a hacer pesas mejor que los demás, cuando el objetivo no es aprender a levantar las pesas antes y mejor que otros sino fortalecer los músculos. El método Doman (y en general los métodos de estimulación temprana) son imples herramientas que ayudan al cerebro del niño a crear y fortalecer las relaciones sinápticas entre las neuronas. Es como tejer una red: cuántas más conexiones haya, mejor, y cuánto más fuertes sean esas conexiones, también mejor. 


Si hacemos ejercicio para fortalecer nuestros músculos para que así éstos nos respondan adecuadamente cuando los necesitemos ¿por qué no habríamos de hacer lo mismo con nuestros cerebros y los de nuestros hijos?



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